3 simples pasos para liberarte de tus creencias limitantes
Cuando vi por primera vez el tema de los 7 hábitos de las personas altamente efectivas una de las partes que más llamó mi atención fue la de los paradigmas. Me encanta de hecho la frase del Dr. Covey que dice, “si quieres cambios pequeños trabaja en tus conductas, pero si quieres lograr cambios significativos trabaja en tus paradigmas.”
Los paradigmas son ese conjunto de creencias que tenemos, nuestra forma particular de ver el mundo, nuestros lentes. A la luz de ellos decodificamos la información que nos llega, la procesamos, sentimos una serie de emociones y actuamos.
Si nuestro sistema de creencias o paradigmas son empoderadores nos ayudarán a crecer, transformarnos y generar los resultados que queremos. Por el contrario, si estamos llenos de creencias limitantes es muy probable que dejemos escapar muy buenas oportunidades por miedo, ego, falta de merecimiento, baja autoestima, etc.
Creencias limitantes, yo no sufro de eso
Te guste o no, la mayoría de nosotros tiene un buen par de estas creencias en reserva. Tus paradigmas se construyen o forman a través de la experiencia, la crianza y la educación. Usualmente se fueron gestando durante tu niñez.
Estas creencias se vuelven tu verdad y resultan tan poderosas que como decía Louise Hay, “te mueves por la vida creando experiencias que coinciden con ellas.” Son como profecías que se auto-cumplen y te llevan a interpretar la realidad de una manera limitada. Esto coarta tu potencial, e impide que alcances lo que deseas.
¿Qué puedes hacer entonces con los paradigmas limitantes?
Si estás obteniendo resultados que no te gustan, o te sientes bloqueado en un área de tu vida, o vives una y otra vez alguna situación que te desagrada, eso quiere decir que tienes creencias limitantes que subyacen y afectan tus emociones, tus acciones, tu actitud y tus resultados.
El tema complejo con las creencias limitantes es que no siempre resultan obvias porque no se alojan en nuestra mente consciente sino en el subconsciente. Lo positivo es que como ya sabes que las tienes, puedes buscarlas e identificarlas.
Una manera de dar con este tipo de creencias es a través de nuestras emociones. Si el miedo, la ansiedad, la frustración, la desesperanza o la rabia se activan ante una situación particular, busca cómo desmenuzar estos sentimientos porque allí hay un paradigma afectándote.
Aunque este no es un método un, dos, tres fuera, es un punto de partida.
PASO 1 – PREGUNTAS, RESPUESTAS, TINTA Y PAPEL
Pregúntate por qué ante esa experiencia sientes gran ansiedad o miedo; disecciona esta sensación, busca su origen. ¿Por qué me siento ansioso(a)? o ¿A qué le tengo tanto miedo? Usualmente verás que la respuesta no es algo real o tangible, es lo que te has ido imaginando, es una película mental que has creado y lo peor, que has creído tanto que despierta todas estas sensaciones sobrecogedoras.
Por ende, como un mecanismo de defensa tu mente al oler siquiera de lejos esa posibilidad te advierte: “huye de esa situación”, o “no eres capaz de resolver esto”, o “no eres lo suficientemente bueno”, “te van a lastimar de nuevo.”
Estuve a punto de dejar pasar una gran oportunidad por una de estas creencias limitantes. Estaba convencida que aún no estaba lista y que debía prepararme más y más. Por supuesto veía como otras personas con menos preparación y experiencia que yo estaban obteniendo resultados muy positivos y entre el ego y la vocecita en la cabeza me decían: “es que ellos tienen suerte, pero si tú lo haces no llegarás muy lejos”.
Anoté mis emociones más fuertes y una a una las fui confrontado. Pensé en mi peor y mi mejor escenario. Me di cuenta de que, el resultado valía la pena el riesgo y que al final lo peor era negarme esa oportunidad.
PASO 2 – ELIGE UNA NUEVA CREENCIA
La autora Evelyn Waugh escribió, “cuando defendemos nuestras limitaciones, conseguimos mantenerlas”. Tú eliges.
Nuestras creencias son eso, no verdades absolutas. Revisa si esa creencia es tuya o fue recibida por influencia de otras personas (padres, maestros, amigos, jefes, etc.).
Toda creencia tiene un propósito positivo como protegerte de una situación incómoda, evitar que te lastimen, alejarte de experiencias dolorosas. Vale la pena que descubras cuál es la buena intención que viene en combo con tu paradigma.
Luego aprovecha tu imaginación y piensa en una creencia opuesta que resulte positiva para ti y que esté alineada con lo que quieres.
En mi ejemplo personal del punto previo elegí creer en mí y pensar que estaba lo suficientemente preparada para comenzar a compartir mis conocimientos y experiencias con otros. Igual seguiría preparándome en la marcha y el trabajar con otras personas me permitiría seguir aprendiendo de ellos. Lo otro que me dije fue, si me equivoco aprendo el doble. Así comencé a ver los errores más como escalones hacia el crecimiento en vez de como fracasos.
PASO 3 – CONSOLIDA ESA NUEVA MENTALIDAD
Para esto puedes utilizar afirmaciones ( y toma en cuenta que no solo es repetir como grabadora, sino impregnar lo que dices con un poco de emoción. Acompaña estas afirmaciones con visualizaciones poderosas en las que te ves logrando el resultado que quieres a través de estas nuevas elecciones o caminos.
Vuelvo a mi ejemplo. Cuando decidí que iba a tomar una nueva oportunidad profesional me imaginé actuando en mi nuevo rol con seguridad y confianza, veía a los asistentes disfrutando la sesión participando y preguntando; me veía hablando con tranquilidad y entusiasmo. Además, repetí una afirmación del libro de Louise Hay muy sencilla “me apruebo tal como soy”. Esto lo dije muchas veces cada día hasta que se convirtió en algo natural para mí.
La combinación de estos esfuerzos me llevó a fortalecerme y lograr un excelente resultado.
Busca una afirmación que resuene con tu nueva intención y toma al menos 5 minutos de tu día para imaginar o soñar despierto con los resultados que anhelas.
Por último y como práctica permanente para dejar morir de inanición a las creencias limitantes y armarte de nuevas creencias, nutre tu mente con información estimulante y edificante. Presta mayor atención a tus pensamientos y cuando te veas reforzando un paradigma no conveniente, aprécialo porque está para protegerte de algo, pero piensa en cómo podría ser todo diferente. Cambia la película. Si en tu primera versión muchas cosas salían mal y terminabas triste, en tu nueva película reescribe el guión y mira cómo todo sale excelente y te ves feliz y realizada logrando nuevos aprendizajes o creándote nuevas oportunidades.
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